Como verás no es un método único o innovador, nuestra manera de trabajar está basada en la evidencia científica. Sin embargo, además del método, creemos que la forma de aplicarlo es lo que nos distingue. La psicología es nuestra pasión y creemos que lo importante es conocer la historia de cada persona a la que acompañamos. De nada servirían los conocimientos si no hay un vínculo seguro.
En el trabajo con niños o adolescentes es necesario adaptar la intervención. Esta adaptación responde a la necesidad de crear un entorno en el que se sientan comprendidos, aceptados de manera incondicional, y por tanto seguros. Por otro lado, esta adaptación vendrá condicionada por sus habilidades, principalmente derivadas de su desarrollo evolutivo.
Para ello, el trabajo es mayoritariamente no verbal, haciendo uso de técnicas basadas en el juego.
Fase 1
En esta fase valoramos el problema para llegar a establecer unos objetivos, basados en las necesidades del niño, niña o adolescente y su familia.
Para ello dedicaremos una primera sesión a la familia, sin la presencia del menor. De esta manera nos aseguramos de poder hablar con la libertad necesaria sobre las dificultades que se estén observando. Además, usaremos algunos cuestionarios que nos faciliten la comprensión de lo que esté sucediendo. A partir de ahí, las siguientes sesiones se dedicarán a conocer al niño, niña o adolescente y así clarificar y definir las necesidades terapéuticas.
Fase 2
En esta fase trabajaremos con los objetivos terapéuticos definidos.
Para ello por un lado nos ocuparemos de las necesidades identificadas en el niño, niña o adolescente y por otro lado de las interacciones familiares que puedan estar manteniendo el problema.
Fase 3
Se han conseguido los objetivos planteados y los cambios se mantienen estables en el tiempo. Se pauta el alta terapéutica.
Fase 4
Nos importan comprobar el mantenimiento de la mejoría, por eso contactaremos, previamente acordado, vía online o telefónica.
Tener formación específica en la infancia y adolescencia nos permite ayudar mejor a los adultos en sus procesos terapéuticos. Nuestras experiencias de vida, nuestros aprendizajes, le dan forma y significado a cómo funcionamos. Además de los eventos adversos, las estrategias y herramientas adquiridas en la infancia y adolescencia la repetimos automáticamente en nuestra vida adulta. Por eso ponemos el foco en revisar la historia personal, el origen de la sintomatología presente.
Fase 1
Al principio del proceso, y una vez que hayas notado que te sientes comprendido/a y aceptado/a, recogeremos información sobre tu historia, y síntomas actuales.
Una vez que hayamos comprendido lo que ocurre definiremos los objetivos terapéuticos. Así daremos paso a la siguiente fase.
Fase 2
En esta fase comenzaremos el trabajo terapéutico con los objetivos definidos.
El trabajo de intervención no vale de cualquier manera, así que y en función de la complejidad del caso será necesario emplear más o menos sesiones en potenciar los recursos personales.
Así podremos trabajar de manera más estable y segura sobre los objetivos terapéuticos planteados.
Fase 3
Los objetivos terapéuticos se mantienen estables en el tiempo, lo que nos permite planificar el alta.
Fase 4
Pautamos el alta terapéutica y planificamos un seguimiento a largo plazo.